Plantas con luz artificial
Como todos sabemos, las plantas necesitan de la luz solar para la asimilación a través de las hojas, mediante la función clorofílica. Esta exigencia de luz es consustancial a las plantas verdes, por lo cual resulta absolutamente indispensable, cuando se pretende mantener plantas en el interior de las habitaciones de una casa, procurar que dispongan de una iluminación natural proporcionada a las necesidades de cada caso, puesto que, como es sabido, no todas las plantas tienen las mismas exigencias lumínicas.
Sin embargo, a pesar de lo indicado, resulta posible en determinadas circunstancias sustituir la luz natural por la luz artificial. De hecho, en horticultura, cuando se trabaja en cultivos forzados, se emplea con relativa frecuencia la luz artificial, en unos casos para alargar las horas de luz, en otros para forzar la nascencia o la floración y, en casos menos frecuentes, sustituyendo por completo a la luz natural.
Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que la luz solar es un conjunto de radiaciones de muy diversa longitud de onda, siendo las bandas correspondientes al azul-violeta y al rojo-naranja las que activan especialmente la fotosíntesis. La relación rojo-naranjal azul-violeta de la luz natural es del orden de 1,25.
En este orden de ideas son muy diversos los focos luminicos que cabe emplear en sustitución de la luz solar. Entre ellos indicaremos las lámparas de incandescencia con filamento de tungsteno o de wolframio, las lámparas de fluorescencia con vapor de mercurio y los tubos fluorescentes. Las primeras presentan la dificultad, en ciertos casos, de desprender un calor excesivo, teniendo, por otra parte, una vida media relativamente corta. Por esto, su uso no está demasiado extendido, prefiriéndose, por tanto, emplear las lámparas de vapor de mercurio y los tubos fluorescentes, que no presentan el inconveniente del excesivo calor y que tienen una vida notablemente más prolongada.
Tampoco parece aconsejable partir el período de iluminación artificial, es decir, suministrar las 10-16 horas de luz por etapas a lo largo del día. La interrupción de la iluminación interrumpiría igualmente la función clorofílica, creando un desequilibrio en la planta que Ilegaria a provocar su muerte.
Por otra parte, una vez que dispone usted de la iluminación fluorescente para la habitación donde va a vivir su planta o su conjunto de plantas, debe procurar que la luz llegue a ellas con una intensidad adecuada. Aunque no se pueden dar normas con carácter general, cabe indicar que la potencia mínima instalada para iluminación debería ser del orden de los 200 watios por m2.
Sin embargo, a pesar de lo indicado, resulta posible en determinadas circunstancias sustituir la luz natural por la luz artificial. De hecho, en horticultura, cuando se trabaja en cultivos forzados, se emplea con relativa frecuencia la luz artificial, en unos casos para alargar las horas de luz, en otros para forzar la nascencia o la floración y, en casos menos frecuentes, sustituyendo por completo a la luz natural.
Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que la luz solar es un conjunto de radiaciones de muy diversa longitud de onda, siendo las bandas correspondientes al azul-violeta y al rojo-naranja las que activan especialmente la fotosíntesis. La relación rojo-naranjal azul-violeta de la luz natural es del orden de 1,25.
¿Cómo hacer para sustituir la luz natural por la artificial en las plantas?
Para sustituir la luz natural por luz artificial habrá que emplear sistemas lumínicos que se parezcan lo más posible a la luz solar, tanto por la existencia de radiaciones de las bandas de longitud de onda indicadas anteriormente, como por el hecho de que la relación entre tales radiaciones sea, asimismo. la señalada para la luz natural.En este orden de ideas son muy diversos los focos luminicos que cabe emplear en sustitución de la luz solar. Entre ellos indicaremos las lámparas de incandescencia con filamento de tungsteno o de wolframio, las lámparas de fluorescencia con vapor de mercurio y los tubos fluorescentes. Las primeras presentan la dificultad, en ciertos casos, de desprender un calor excesivo, teniendo, por otra parte, una vida media relativamente corta. Por esto, su uso no está demasiado extendido, prefiriéndose, por tanto, emplear las lámparas de vapor de mercurio y los tubos fluorescentes, que no presentan el inconveniente del excesivo calor y que tienen una vida notablemente más prolongada.
Cultivo y cuidados de plantas de interiores con luz artificial
Si usted dispone de una habitación oscura en su casa y desea mantener en ella plantas de interior, puede hacerlo disponiendo una iluminación con tubos fluorescentes. Ahora bien, no le bastará con encender de vez en cuando las luces para que la planta perdure, sino que deberá mantener la luz encendida constantemente durante las horas del día.Tampoco parece aconsejable partir el período de iluminación artificial, es decir, suministrar las 10-16 horas de luz por etapas a lo largo del día. La interrupción de la iluminación interrumpiría igualmente la función clorofílica, creando un desequilibrio en la planta que Ilegaria a provocar su muerte.
Por otra parte, una vez que dispone usted de la iluminación fluorescente para la habitación donde va a vivir su planta o su conjunto de plantas, debe procurar que la luz llegue a ellas con una intensidad adecuada. Aunque no se pueden dar normas con carácter general, cabe indicar que la potencia mínima instalada para iluminación debería ser del orden de los 200 watios por m2.
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