rocalla : Cultivo de la Rosa Silvestre

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Cultivo de la Rosa Silvestre
Sus propiedades hicieron de pronto tan famosa a la rosa mosqueta, que no hubo quien no oyera sobre ella, aunque nadie sabía identificarla. Sin embargo, la conocemos bien, porque no es otra que la rosa silvestre de color blanco o rosado y con pocos pétalos, que se suele usar para cubrir enrejados de jardín.
Con ella es posible preparar una rica mermelada, además de sopas, jaleas, bebida, tinturas, medicamentos y otros productos que aprovechan sus excelentes propiedades. Una cualidad muy importante es su alto contenido de vitamina C, quince veces superior a la naranja, por lo que se consume en grandes cantidades en muchos países. También se usa en farmacopea, por sus condiciones diuréticas, sus aptitudes para la disolución de cálculos biliares y renales, en el control de tos convulsiva e inflamaciones de la mucosa intestinal y como antihelmíntico. La rosa mosqueta es, además, principal ingrediente de cremas cicatrizantes que son especialmente utilizadas en heridas de la piel y quemaduras, ya que regeneran rápidamente los tejidos. Por esta razón es bastante difundido su uso en la cosmética femenina.

El producto básico del fruto deshidratado es la cascarilla, correspondiente al receptáculo en estado seco, desmenuzado y sin semillas. Como subproducto se obtiene el "concho" o cascarilla muy molida, restos de semillas y pelos de los pistilos, que se emplea en la fabricación de concentrados alimenticios para animales.

Fecundidad de la planta

La rosa mosqueta es un arbusto de ramas arqueadas y espinosas de 0,5 a 1,2 m de altura en R. eglanteria y de 1,9 a 3,5 m en R, canina. Ambas con raíz pivotante (es decir, que crece perpendicularmente en la tierra), de 1 a 1,5 m de profundidad, con una masa radical superficial que emite retoños o "chupones" de tallos largos y rectos.
Estos chupones viven únicamente tres o cuatro años y por lo general emiten flores sólo al segundo año. Su muerte comienza desde el tercio terminal, mientras las yemas de los dos tercios inferiores todavía son capaces de formar flores.
La inflorescencia es compleja, pues se desarrolla en el extremo de las ramas de dos años y en sus ramillas laterales, en tanto que los tallos de tres o cuatro años solamente tienen una escasa inflorescencia en las ramillas laterales. El número de flores que emite depende del estado nutricional y de la edad de la rama, de modo que en un robusto tallo de dos años se forma primero una flor central de pedicelo más corto, rodeada por tres pedúnculos más largos, que a su vez portan de una a tres flores cada uno. En la yema inmediata bajo este racimo se presenta una nueva flor solitaria, mientras que los grupos de flores de las ramillas laterales son portadores de racimos más simples, hasta emitir una sola flor.

Requerimientos de la planta

En materia de clima, la Rosa eglanteria se presenta en zonas de clima relativamente suave, con temperaturas extremas de 3 y 27 grados, luminoso y con lluvias de 500 a 1.500 mm. Una humedad excesiva afecta a la planta, disminuyendo el número de flores, lo que suele ocurrir cuando la planta vive asociada con árboles o arbustos que compiten con ellas en altura, favoreciendo el desarrollo vegetativo en desmedro de las flores.
Vive muy bien en suelos delgados de 30 cm de profundidad, pero permeables, en los que la raíz pivotante: se extiende en forma horizontal. Se desarrolla perfectamente en terrenos bastante pobres, con pH de 6 a 6,5, aunque la producción y calidad del fruto mejora notablemente si en el suelo existe bastante materia orgánica, nitrógeno y fósforo.

Cultivo

La manera más simple de propagar la mosqueta es mediante esquejes o patillas enraizadas, igual que las rosas ornamentales, con el único problema de que en una explotación comercial es muy difícil obtener así una población homogénea.
Se plantan a una distancia de 4 m sobre la hilera y 5 m entre hileras, dando cabida a unas 500 plantas por hectárea. La plantación entra en producción en al tercer año, con un rendimiento promedio de 800 a 1.500 gramos por planta.
El suelo debe escardarse dos o tres veces al año y las podas se reducen a cortes de limpieza para eliminar ramas viejas, enfermas o mal ubicadas.
En cuanto a la fertilización, la especie responde bien a las aplicaciones dé nitrógeno, potasio y fósforo, pero reacciona mejor al empleo de guano; reforzado cada dos años con fósforo y potasio.
El contenido de vitamina C de la rosa mosqueta es quince veces superior al de la naranja, y sus aplicaciones medicinales son reconocidas.
Cosecha
Una recolección bien hecha del fruto es muy importante porque determina la calidad del producto, especialmente si se pretende exportar. En este caso se exige calidad en uniformidad de colorido y óptima madurez.
Durante el proceso de maduración se registran cambios en la composición química del fruto, disminuyendo las proteínas de 8,58 a 2,64 por ciento y el ácido ascórbico (vit. C) de 1.870 a 958 mg por cada 100 gramos de fruta. Cuando está sobremaduro, fermenta rápidamente.
El color es un buen índice de madurez, dependiendo de la variedad y del uso al que se destine el producto. Países importadores como Suecia lo prefieren rojo claro, mientras que Alemania, rojo oscuro, para elaborar té. En Chile se recomienda de color rojo y textura firme para mermeladas.
Las especies de color anaranjado y rojo deben ser cosechadas por separado, si se pretende exportar; pero tal homogeneidad no es necesaria si se utiliza para mermeladas, jaleas o té.
El fruto tiene una maduración escalonada, y la recolección se realiza en forma manual, con o sin implementos. La herramienta apropiada para cosechadores menos experimentados es un pequeño rastrillo, a pesar de que con él se ve afectada en alguna medida la calidad.
El proceso técnico para preparar la cascarilla consiste en la clasificación y compresión, secado parcial con aire y sol, deshidratado en cámara, despepitado y limpieza. Al concluir todas estas etapas, 1.000 kilos de cascarilla dan un producto final de 280 kilos con 10% de humedad, perdiéndose el resto del volumen en materiales de desecho, agua, pepas y pelusas.
La compresión entre rodillos es optativa, al igual que el presecado. Aquélla se efectúa al aire en capas no muy gruesas de fruto, dispuestas sobre polietileno a nivel del suelo. Luego se destinan a los secadores con aire caliente a 50 grados C, donde la humedad se reduce al 10%. Luego del secado se pasa por arneros para clasificarlo por tamaño y eliminar las pepas, obteniéndose también en este paso una materia muy fina que constituye el "concho". La pelusa se elimina mediante sopladores.

Cultivo de la Rosa Silvestre

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